La procedencia ecológica o de bajo impacto medioambiental es una de las facetas de los productos que llama más la atención últimamente. La publicidad verde está en aumento, y las discusiones sobre la agricultura transgénica y la contaminación nuclear después del terremoto en Japón han puesto los atributos del respeto medioambiental en el centro de los debates. Los consumidores como consecuencia, tienen más interés por las etiquetas ecológicas para asegurarse de que los alimentos, la cosmética o la ropa hayan sido fabricados respetan el medioambiente.
Las etiquetas ecológicas como el Eco-Label de la UE solamente se refieren a la materia prima y no evalúan aspectos éticos y sociales. Lo ecológico se refiere tan solo a los ingredientes del producto. Las naranjas ecológicas certificadas podrían haber sido cosechadas por trabajadores ilegales a sueldos de explotación. La etiqueta de Comercio Justo pone más importancia en el salario digno de los productores (entre otros elementos) que en el impacto medioambiental, aunque no quiere decir que no se tenga en cuenta. Es por eso que en las tiendas de Intermón Oxfam puedes comprar café de Comercio Justo y café de Comercio Justo y Orgánico (BIO). La segunda opción te da la seguridad de velar por los intereses de las personas y la naturaleza. Esto no significa que un producto que solo tenga el sello de ecológico maltrate a su plantilla, ni que un producto de Fair-Trade automáticamente utilice pesticidas. Las certificaciones ecológicas tienen un precio y las pequeñas empresas no siempre pueden afrontar el coste, es por esto último que no todas las gamas de café de Comercio Justo de Intermón Oxfam tienen el sello de Bio, a pesar de que la sostenibilidad medioambiental es una prioridad de estos productos.
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